Encuesta Nacional de Condiciones de vida ENCOVI en Venezuela es una referencia informativa y estadística de primer orden al servicio de la incidencia pública en el país.

Resultados alarmantes con respecto a la educación: 190 mil alumnos abandonaron el colegio entre 2021 y 2022.

No solo la pandemia llegó a dejar secuelas respeto al retorno a clases 2021-2022, sino que para este nuevo año escolar se estima que un gran volumen de niños, niñas y adolescentes que permanecieron fuera del sistema educativo en el período.

Ahora bien, con los adolescentes que están en periodos de bachillerato y transición de universidad, la razón principal que los lleva a dejar los estudios no es solo el factor económico, sino la poca pertinencia de la oferta educativa. Los jóvenes señalan que prefieren trabajar y llevar comida a sus casas que estudiar.

Las razones de los padres y representantes es que no tiene el poder adquisitivo para inscribir a sus hijos en colegios privados donde se cuenta medianamente con una educación, y los colegios públicos carecen desde maestros hasta pupitres, sus infraestructuras se caen, y sus instalaciones están discontinuadas como ocurre en el estado Zulia.

La deserción estudiantil en el estado Zulia

Las escuelas en el occidente de Venezuela carecen hasta de estructura, y funcionan bajo los árboles. De cada 10 planteles, 9 no estarían aptos para ni siquiera recibir a los muchachos.

No están aptas para los alumnos, menos para los docentes, y es que precisamente los maestros consideran que su situación es un verdadero problema, ya que ellos carecen de beneficios económicos por ser profesionales de la educación y de sus jefes solo reciben amenazas, ningún tipo de apoyo, enumeran 4 grandes carencias, estructurales, de servicios, y otras dos no menos importantes.

No hay pupitres, no hay acceso para ir todos los días a cumplir asistencia porque no alcanza para el pasaje.

Nuestro corresponsal Lenin Danieri realizado una entrevista a un maestro del Zulia, sobre la situación:

¿Por qué razón está sucediendo esto, que se dan clases dos y tres veces por semana?

— Porque con lo que gano me tengo que dedicar a un segundo oficio. Y eso lo sabe el gobierno, lo sabe el estado venezolano.

“Como si todo lo anterior no fuera suficiente, la crisis está ocasionando desde hace unos años, que las personas que no tienen trabajo fijo, se dediquen a reciclar el metal y lo sacan de donde pueden. Cuando en las comunidades ya no hay casas abandonadas por familias que migraron, buscan en otros espacios y las escuelas son, desde la pandemia, el objetivo más reciente”.

“Ahora están de chatarreros, y todo lo que puedan sacar ventiladores, aires acondicionados, cableados, tubos de agua, también”.

Hay maestros que son versátiles, por no decir que se dedican a lo que pueden para sobrevivir. Eugenia se graduó en 2006 y desde hace 16 años da clases en la escuela Rafael Urdaneta para niños trabajadores de Maracaibo, un colegio que, por cierto, no tiene electricidad desde hace 8 años por la falla de un transformador de energía. Eugenia nos cuenta cuánto cobró recientemente.

“Lo que me pagaron fueron 124 bolívares quien sobrevive con eso, dígame usted, nadie”

“Tiene un hijo adolescente al que debe educar y por eso da clases en su casa a niños de 3 a 6 años. Entonces, para poder comprarle uniforme, útiles, tuve que hacer otras actividades fuera y extra de la escuela porque eso no me da”.

Hay maestros taxistas, albañiles, choferes, esteticistas, ningún oficio es malo mientras sirva para alargar el presupuesto y garantizar primeramente las tres comidas. Varias de sus compañeras del colegio hacen de todo para mantenerse ellas y a sus familias.

“Tengo otra compañera allá que tiene una mesita de golosinas frente de su casa también para poder subsistir, porque este sueldo de verdad no nos alcanza para nada”.

Son situaciones que se repiten por todo el territorio nacional y ni el centro del país, por más burbuja que sea, escapa de esta realidad.

Otro motivo es que no tienen herramientas básicas para estudiar, no tienen libros, la lista escolar y los uniformes son impagables, el estado Táchira es otro reflejo de preocupación, según explica nuestra corresponsal Lorena Bornacelly.

La deserción estudiantil en el estado Táchira

La precariedad de la educación venezolana obliga a los profesores a tener trabajos complementarios. Ese es el caso de la profesora Teresa Remolina, que además de dar clases, es secretaria en un consultorio médico, porque su sueldo, como profesional, es insuficiente para mantener a sus dos hijas menores de edad.

El sueldo es tan bajo y la crisis económica tan fuerte, que aunque la docente tiene un segundo trabajo, debe priorizar en qué gasta sus sueldos.

Así como los maestros la pasan mal por sus bajos sueldos y las pésimas condiciones de las estructuras de las unidades educativas, los estudiantes también son víctimas de la situación actual de Venezuela.

Aunque el estado venezolano dice que garantiza la alimentación de los niños y adolescentes en las unidades educativas a través del programa de alimentación, lo que ofrecen no es nada balanceado y mucho menos suficiente.

Para la docente oriunda del estado Táchira, la mala alimentación de los alumnos lleva a que tengan bajo rendimiento educativo.

La profesora ha impulsado campañas para recibir donaciones de uniformes y zapatos escolares, no solo para sus dos hijas menores de edad, sino especialmente para niños de zonas rurales cuyos cuidadores no cuentan con recursos para comprar lo que requieren.

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Con un sueldo de 13 dólares mensuales

Es el promedio de los docentes, resulta imposible comprar los uniformes de los niños. En promedio, una camisa blanca cuesta ocho dólares, un pantalón azul cuesta nueve dólares y zapatos negros hasta 20 dólares, esto da un total de 37 dólares.

A eso se le suma el precio de un uniforme de educación física que puede valer hasta 43 dólares, pues un mono deportivo azul cuesta 10 dólares, una franela blanca ocho dólares y zapatos deportivos hasta 25 dólares. Estos precios fueron calculados en el centro de San Cristóbal, estado Táchira; sin embargo, son mayores en Caracas, capital de Venezuela u otros estados.

Ante la crisis educativa que atraviesa Venezuela, los docentes no han parado de protestar en las calles para exigir mejoras salariales y en las infraestructuras. Sin embargo, lejos de recibir respuestas positivas de la administración de Nicolás Maduro, han determinado la presencia de civiles que llegan a las manifestaciones a tomarles fotos y videos. Mientras que los policías del estado realizan la función de acompañamiento la mayoría de veces, los civiles se dedican a dejar registro audiovisual de lo que hacen los gremios educativos.