(Redacción por Dossier Venezuela) La navidad no es una festividad común para los venezolanos, es una tradición familiar que reúne a cada miembro y los sienta en una mesa donde platos, música y regalos envuelven momentos que se llenan de amor, fe y cristiandad. Lamentablemente, 277 familias tienen sus hogares inundados de tristeza y desesperanza porque sus seres queridos son parte de la cruel lista de presos políticos que mantiene el régimen de Nicolás Maduro.

Las luces que deberían llenar los hogares de estas personas, hoy solo alumbran con vigilia la pequeña esperanza de que algún día se imponga la libertad y se acabe la persecución política en Venezuela.

Esta situación no es ajena para cada rincón de Venezuela, puesto que la crueldad y la violación sistemática de los Derechos Humanos es una realidad que toca todo el territorio nacional.

Un ejemplo claro de esto sería la realidad que viven los zulianos, quienes tienen a sus seres queridos como presos políticos. Carolina Leal, miembro de la Fundación Alimentando Sueños, nos entregó detalles sobre cómo las personas hacen diferentes sacrificios para entregarle un poco de amor a los presos políticos en estas fechas.

A veces la única forma de llevar algo de esperanza y ambiente navideño a los presos políticos es a través de la comida, aunque no sea precisamente un menú decembrino. «Bueno aquí la gente lo que hace es que compra arroz con pollo (…) a muchos se les acabó la tradición porque no hay para hacer hallacas o pan de jamón», declaró Leal.

Un estudio de campo realizado por nuestro corresponsal Lenin Danieri señala que los ingredientes de las hallacas, los cuales pueden variar, alcanzarían la suma de 50 dólares y un pan de jamón entre los 5 y 10 dólares.

Estos son platillos navideños que se realizan en todo el país, pero como estamos hablando del estado Zulia, los lugareños agregan el pastillo, el cual supera los 50 dólares en su preparación.

«La verdad que con el sueldo que estamos ganando aquí en Venezuela no es suficiente para hacer una buena cena navideña como antes se acostumbraba», agregó Carolina Leal.

Una navidad secuestrada

Dentro del infierno que se vive como preso político existen realidades más crudas que otras, dentro y fuera de las cárceles: A veces las familias tienen que lidiar con un dolor más profundo y desgarrador.

Nuestra corresponsal Lorena Bornacelly logró conversar con Luz Marina Arias, quien posee uno de los casos más dramáticos de la historia de los presos políticos de Venezuela.

Arias es madre de dos presos políticos que corren gran peligro pues conviven con reos comunes, además de que uno de ellos vive con una condición dentro del espectro autista.

Sus hijos, Juan y Daniel Zambrano, tienen más de 600 días privados de libertad, una realidad que les ha tocado vivir bajo engaños y violencia, todo esto a pesar de no haber cometido ningún delito.

Esta es una realidad que claramente le causa un gran daño psicológico a ella, pues la seguridad y la integridad física y mental de sus hijos son parte de una tortura que ella le toca sentir simplemente por vivir bajo el yugo del régimen de Nicolás Maduro.

La familia Vera también sufre una realidad parecida, puesto que la madre Alejandrina Vera llora todos los días al saber que su hijo Jackson Vera continúa preso pese a no haber cometido algún delito. 

Este dolor se ha vuelto más agudo por la distancia entre ellos. Jackson está detenido en el estado Táchira, mientras que su familia está residenciada en Caracas.

Jackson ha mantenido un estado de salud estable, lo cual es una noticia que alivia a la familia Vera, pero su madre vive con el miedo de las torturas que podría estar sufriendo su hijo todos los días.

Material audiovisual: Lenin Danieri, Lorena Bornacelly y Dayana Krays

Redacción: David Gallardo, Lenin Danieri y Lorena Bornacelly