El periodismo es el enemigo más peligroso que puede tener el régimen de Nicolás Maduro o cualquier otro gobierno que desee moldear su forma y convertirse en una dictadura. El gobierno de Hugo Chávez fue el primero en darse cuenta que los medios de comunicación eran los fiscales éticos que combatirían la corrupción y la violación de derechos humanos de este dictador.

Una realidad que corrobora periodistas emblemáticos de Venezuela y parte de la región hispano hablante: Carla Angola, periodista, Leopoldo Castillo, abogado y comunicador, y Carlos Arturo Albino, periodista, se han perfilado durante años como defensores de la verdad en Venezuela y lamentablemente hoy se encuentran exiliados por hablar una verdad incómoda para cualquier dictador.

El embajador y periodista Francisco Santos tuvo una conversación con estos profesionales de la verdad sobre su situación actual en el exilio y cómo fue su batalla contra el régimen chavista. 

Señores, buenas noches 

Carla Angola es una periodista que resaltó y se dio a conocer en el programa Buenas Noches de Globovisión, entre comentarios, noticias y entrevistas, era acompañada de sus colegas Francisco ‘Kiko’ Bautista y Roland Carreño, quien actualmente es un preso político más del régimen de Nicolás Maduro. Actualmente trabaja desde el exterior con el medio EVTV Miami.

Angola reflexiona que no se puede elegir entre “dos males (refiriéndose al presidente fallecido Hugo Chávez y al dictador Nicolás Maduro) porque finalmente sigue prevaleciendo el mal”, puesto que considera que la situación que vive actualmente Venezuela tras estar sumida en una crisis humanitaria y que existe una violación sistemática de Derechos Humanos, es parte de un plan que se llevó a cabo desde mucho tiempo atrás, de hecho agrega que se trata de una planificación de grupos de izquierda que odian la democracia y todo lo que representa los valores de occidente. 

La periodista también comenta que dicho plan fue ejecutado de forma paulatina, por eso le tomó 20 años al régimen chavista empobrecer a Venezuela, un país que era el más próspero de América Latina y ahora tiene índices de pobreza comparados con Haití. 

“Desde el momento que Chávez dijo que los medios de comunicación eran los enemigos del pueblo, allí comienza esta historia de persecución, de compra de medios, de censura y hasta que finalmente saca del acceso los medios digitales”, denuncia Angola. 

Angola también señala que la idiosincrasia venezolana tiene una perspectiva de la democracia que flaquea con la realidad, puesto que los cambios de humor de los venezolanos cambian radicalmente dependiendo del contexto favorecedor o negativo para la nación, también cuestiona que el país siempre tenía esa “tranquilidad” que la democracia siempre va a acompañarlos como un proceso político, económico y social. 

“Creo que Hugo Chávez, todo lo que prometió, lo cumplió (…) pensábamos que no iba a ocurrir, no lo va a hacer. No puede ser que Venezuela, que era el país más rico del continente, termine en las proyección que muchos analistas hacían, de devastación y hambruna”, señaló Angola.

Sin embargo, a pesar de todas las amenazas, ataques y problemas que enfrentaba el canal Globovisión antes de ser comprado por los testaferros del régimen, Carla Angola siempre se sintió libre de ejercer su profesión sin censura. 

“Por eso es que luego de 18 años renuncié a Globovisión, porque yo no quería recibir un cheque de alguien que fue acusado de lavado de dinero (Raúl Gorrín) y tampoco quería que alguien me impusiera una línea editorial (…) sin embargo, me sentí libre, aunque me hayan chocado dos veces en la autopista, a pesar que nos lanzaron botellas con excremento en Globovisión, a pesar de que mataron a una mujer que estaba a mi lado en una marcha”, recordó Angola. 

No obstante, Carla Angola contextualiza que Globovisión era un canal que significaba un temor o amenaza al gobierno de Chávez y al régimen de Maduro, por eso ocurrían tantos ataques contra el medio de comunicación, sin embargo esto traía problemas con la Comunidad Internacional y sus instituciones, por eso el régimen de Maduro decide cambiar su estrategía y decide comprar Globovisión para atacarlos desde adentro, 

Luego de su renuncia al canal por el despido del periodista y compañero Kiko Bautista, Angola decidió trabajar con EVTV Miami, lo cual significó un riesgo contra el régimen porque la periodista grababa junto a su esposo las manifestaciones y empezaban a tener notoriedad.

Citando a Oscar Wilde, Angola explica que no puede ser imparcial con Venezuela porque es algo que les interesa, por eso siente fuertes emociones alrededor de todo lo gira sobre su país. 

Aló ciudadano

El punto de inflexión donde Leopoldo Castillo se dio cuenta que tenía abandonar el país fue cuando se efectuó la compra del canal Globovisión, un medio de comunicación 100% informativo y de opinión, donde el periodista tenía el programa Aló Ciudadano, que funcionaba como espacio de respuesta al programa de Hugo Chávez, Aló Presidente. También se escuchaban las denuncias de los venezolanos a través de llamadas telefónicas.

Castillo, junto a la directiva de Globovisión, se acordó un lapso de tres meses donde el periodista tendría el tiempo de elegir si se iba o no del canal, entonces su esposa fallece y de una forma las cosas se complican para él. siendo finalmente el punto de su ida del canal y del país cuando en el canal le hacen presiones sobre las declaraciones pregrabadas del exministro Miguel Rodríguez Torres que debía colocar al aire en el programa, las cuales rechaza Castillo.

Al momento de salir del país, Castillo forma parte de una comisión que tenía como objetivo presentarle a Juan Guaidó, quien en su momento era presidente interino de Venezuela, un proyecto periodístico que serviría como competencia a Telesur, medio de comunicación propagandístico de la izquierda de América Latina.

El programa Aló Ciudadano empezó a tener una popularidad que crecía constantemente, el concepto era sencillo, escuchar las denuncias de los ciudadanos, comentarios al respecto y opinión sobre actualidad política en Venezuela. Al principio solamente estaba los fines de semana, pero luego empezó a estar al aire luego de las largas transmisiones que había Hugo Chávez por televisión, entonces dicho programa servía como respuesta a todo lo que decía el presidente fallecido, hasta que llegó el momento en el que se colocaba al aire  de lunes a viernes en la tarde para cubrir las noticias políticas y las denuncias ciudadanas.

«Globovisión decidió llevar el programa a todos los días, los ciudadanos protestaban en la mañana y en la noche había Aló Ciudadano con dos o tres horas con las denuncias de la gente (…) en ese momento RCTV estaba cerrado, casi todos los canales estaban comprados (…) llegó un momento donde creció la presión porque Maduro se vuelve presidente y empieza la represión contra los periodistas por su inseguridad», comentó Castillo.

Con respecto a los miembros del régimen de Nicolás Maduro, Leopoldo Castillo considera que Diosdado Cabello es quien tiene más odio hacia los periodistas, sin embargo el cerebro de la dictadura es Jorge Rodríguez.

Los balseros de asfalto

La historia de Albino sobre su salida del país empieza como la de muchos venezolanos. Su familia empezó a sufrir los problemas de la escasez de alimentos y él se dio cuenta que como periodista en Venezuela no podría superarse e independizarse como cualquier persona lo sueña cuando es adulto.

Sin embargo la carrera profesional de Albino tuvo un gran periodo en Globovisión. Durante seis y siete años estuvo en diferentes puestos de trabajo y cubriendo diferentes fuentes, sin embargo llegó el momento en que cubrió presidencia. Hubo una oportunidad donde en una conferencia pudo hacerle una pregunta sobre seguridad social a Nicolás Maduro sobre los 19 proyectos de seguridad que han fallado hasta ese momento en Venezuela, lo cual molestó al dictador. No obstante, lo que más sorprendió al periodista fue que antes de dicha pregunta, desde la sede de Globovisión, le ordenan «no hacer ninguna pregunta que moleste al presidente».

Para ese momento, Globovisión ya había sido comprado por los representantes del régimen de Nicolás Maduro, así que había empezado la autocensura. Albino recuerda que se tenía prohibido hablar de Leopoldo López, de desabastecimiento, inseguridad, y si había una nota al respecto de estos tópicos, los jefes de información borraban las notas.

NTN24 fue el inicio para Albino para aprender a ejercer el periodismo libre. Al principio fue una sorpresa para él tener ese acceso para entrevistar autoridades y figuras políticas en Colombia (ya en ese momento había emigrado de Venezuela), luego de eso empezó a tener participación en diferentes programas donde cubría principalmente la migración de los venezolanos.

La migración de venezolanos había empezado hace más de 15 años, pero no era una cifra alarmante, no obstante cuando empezó realmente el éxodo de los ciudadanos que escapaban de la crisis humanitaria en Venezuela, Albino fue uno de los primeros periodistas que cubrió estas historias desgarrados de venezolanos que salían del país caminando contra cualquier pronóstico y retando cualquier peligro que se podrían conseguir en el camino. El periodista los bautiza como «balseros de asfalto» haciendo referencia a los mismos que escapan de los que escapaban de Cuba por el océano Atlántico, pero haciendo alusión a la salida de los venezolanos por las fronteras terrestres.

«Yo cuando presenté la historia a mi jefa de misión, ella no lo podía creer porque en ese entonces no estaban tan virales los vídeos (…) ella decide enviarme a cubrir dos notas que al final se convirtieron en un programa de una hora en tiempo prime un domingo por RCN», recordó el periodista sobre la explosión del éxodo venezolano.

«Acompañamos a los caminantes desde Cúcuta por el río y caminando desde Pamplona y Santander y recuerdo que estábamos grabando la historia de un niño de nueve años, quien estaba narrando todo lo que había pasado en su travesía (…) yo estoy hablando con el niño, teniendo al camarógrafo y a sus padre detrás y escucho que alguien está llorando fuerte aparte del niño, entonces me doy cuenta que era el camarógrafo, un colombiano llorando por la situación de estos venezolanos (…) tuvimos que cortar y empezamos todos a llorar», comentó Albino sobre la cobertura de estas historias.

A pesar de todo, Albino con los años se ha dado cuenta que siente nostalgia por Venezuela, porque considera que lo que extraña es algo que ya no existe. La última vez que visitó el país le quitaron su pasaporte y se sintió muy asustado por la posibilidad de no poder salir, pero se dio cuenta que dicho país en el que estaba no era la Venezuela que había dejado, sino que era peor.