Los venezolanos no dejan de padecer, mientras Nicolás Maduro culpa al imperio de la crisis del país, deterioro y mala gestión.

En Caracas, como el resto del país, tienen todos los días reportes de fallas eléctricas, bajones de luz y el gobierno responde con ser un «sabotaje eléctrico».

La empresa estatal venezolana Corpoelec niega la planificación de cortes programados del servicio, mientras ciudadanos informan su ocurrencia por múltiples horas al día por sector en regiones como Zulia, Lara y Los Andes.

La vida en el país caribeño se complica

Algunos viven entre velas, con olas de calor, cocina con electricidad y el gas doméstico no llega hasta sus viviendas. En la capital basta unos minutos de luz para que colapsen sus calles.

El transporte público como el metro de Caracas, uno de los principales recursos viales de los caraqueños, lo cierran, los semáforos fallan, las plataformas tecnológicas caen y los sistemas bancarios colapsan.

Al final nunca hay un responsable más que un sabotaje contra el gobierno de Maduro. La desesperación por no tener los servicios básicos en Venezuela es el día a día

Venezuela registra un promedio de 655,64 fallas eléctricas cada día, según datos suministrados a Efe por el Comité de Afectados por Apagones, un ente independiente que computó 20.325 interrupciones del servicio durante julio.

El estado no responde por la pérdida material que estas fallas generan, como son neveras, cocinas, lámparas, cortocircuitos, ascensores, entre otros.

Crisis hospitalaria

La mayoría de los hospitales no cuentan con plantas eléctricas y algunos las tienen, pero dañadas, la consecuencia es que médicos han estado en pleno quirófano y les ha tocado operar con la luz de un teléfono.

Terapias intensivas en riesgos, pacientes con diálisis pendientes, medicamentos que necesitan refrigeración se han dañado, hospitales con niños a oscuras, así está el país.

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En vida, Hugo Chávez dijo en referencia a la generación eléctrica que Venezuela iba «rumbo a convertirse en una potencia energética mundial».

Las versiones sobre el sabotaje y la sequía no convencen a muchos venezolanos, que saben del potencial eléctrico que tiene el país petrolero, no solo en teoría, sino en infraestructura ya instalada.

Venezuela no progresa, no sale de la crisis, es el ciudadano a pie quien se lleva lo peor de una mala gestión chavista.