Venezuela, un país que a principios del siglo 20 fue referencia mundial por sus riquezas en recursos naturales es hoy el país que, con las mayores reservas petroleras del mundo, vive en escasez constante de gasolina. Una nación que sirve de ejemplo de cómo la corrupción y el mal manejo pueden arruinar la vida de sus ciudadanos. 

Arabia Saudita tiene como reservas petroleras más de 297 mil millones de barriles de petróleo y aun con esa cantidad de crudo, es la segunda en el mundo, la primera es, aunque parezca mentira, Venezuela, con una cifra que supera los 303 mil millones de barriles.

Hay zonas del occidente, específicamente de la costa oriental del lago de Maracaibo, que flotan en petróleo. Pero decir que en Venezuela hay poca gasolina y se hacen filas por ella, es como decir que en Colombia se deba hacer filas para comprar un tintico porque el café es escaso. No muchos que vienen del exterior creen lo que sucede. Aunque en la actualidad, en el Zulia se regularizó el suministro, hablaremos un poco del impacto, ya que esto de la escasez suele durar años. El mayor de los impactos, en el sector comercial.

El presidente de Fedecámaras Ezio Angelini advirtió que las fallas en los servicios públicos dieron un fuerte golpe a la dinámica económica. «También es indispensable y los mismos trabajadores  para acercarse al trabajo es algo indispensable, es el servicio público más importante incluyendo agua, electricidad, aseo, la movilidad es indispensable para nuestros negocios».

Lo que ha pasado en el Zulia desde 2018 hasta ahora, han sido una serie de eventos desafortunados, una especie de tormenta perfecta que inició con las fallas en los servicios públicos, se sufrieron más de dos apagones eléctricos generales y uno se extendió la semana completa, de esos blackouts salieron saqueos y actos de vandalismo, 600 empresas se acabaron en tres días de anarquía que hubo en el Zulia, después de todo lo antes mencionado llegó la pandemia por la Covid 19. Resultaba difícil vivir en una región así. Ahora si a todo lo anterior le sumamos el nefasto plan económico nacional, el resultado, salta a la vista.

Mantener las santamarías abiertas

Las llamadas santamarías son las enormes puertas que sirven de entrada principal a un comercio. Muchas de ellas cerraron definitivamente en un periodo de 4 años. Ya hay combustible, pero sin embargo lo que se espera para este nuevo año no es nada positivo de no llegar cambios en la política económica nacional. «Así tengamos combustible lo veo complejo porque tenemos una voracidad fiscal muy alta, tenemos problemas de servicios públicos muy fuertes, como lo hemos dicho todo el tiempo, nosotros estamos trabajando «borderline» en el borde todo el tiempo, en el borde del precipicio, entonces yo lo veo complejo, fíjate el IGTF que tanto nos castiga y la apertura con Colombia». Advierte Ezio Angelini

Todo tuvo un origen, la politización de PDVSA y la corrupción acabaron con la empresa que llegó a estar entre las 5 mejores del mundo, teniendo el centro refinador más grande del planeta, el llamado CRP de Paraguaná en el estado Falcón donde se refinaban 1 millón de barriles de combustible al día, hoy está muy por debajo de esa cifra, tomando en cuenta que Venezuela a pesar de sus enormes reservas, no llega ni a los 800 mil barriles por día en producción. El resultado, en la nación con más petróleo escasean sus derivados, Juan Romero trabajó 40 años en la industria, hoy pensionado, espera por el pago que acumuló por los años de servicio, hasta eso se los quitaron «…cómo pasé la navidad porque no tuve con qué comprar un par de medias porque estos miserables no nos pagaron, no nos pagaron los Petros, no nos dieron la caja y no nos dieron el bono que tenían que darnos».

Pero se debe evaluar el impacto en una sociedad, para la que, muy tristemente, hacer filas por todo, hasta por comida no le es extraño. Recientemente Jorge Portillo vio a muchos esperar turno en la fila para abastecerse de gasolina, esto solo horas después de la celebración por el nacimiento del Niño Jesús.»Pero sí es triste esto, en verdad a mí me dio mucha tristeza ver a la gente el 25 en la mañana tempranito en una cola, cuando podrían estar compartiendo con sus familiares».

Víctor Chacín es otro que hizo colas en navidad, es chofer del transporte público y necesita entre 30 y 35 litros de gasolina para trabajar. Se fue a la fila con una de sus dos hijas esperando tener suerte, ya que le urgía llenar el tanque de su vehículo. «Si así como está imagínate tengo dos días, dos días y medio haciendo cola sin esperanza, llega en la tarde , !¿llegará? puede ser que llegue, ajá, para poder trabajar mañana y pasado mañana, para poder comprar la cena del 31».

Victor Chacín formó parte de la diáspora, personas que salieron de Venezuela por la crisis, según cifras de instancias internacionales estaríamos en el orden de los 7 millones de migrantes, hay expertos quienes afirman que 30% de esa cifra era del Zulia, recuerden que es la región que más ha padecido por la crisis. Víctor notó la diferencia mientras estuvo fuera. «Yo trabajé allá con Nestlé y tengo visa ecuatoriana y los 4 litros que es el galón de gasolina, vale un dólar 80 , aquí valen 2 dólares los cuatro litros y no hay gasolina, tiene que pasar uno por estas cosas o sea que te estoy hablando con base porque yo tengo mi visa ecuatoriana». 

La nueva normalidad de Venezuela

Fueron pocos momentos de normalidad en estos últimos 5 años y muchos quienes hicieron colas, mientras esperaban durante horas por combustible, tuvieron oportunidad de discutirlo entre sí, inclusive mencionar a unos personajes que siempre salen a relucir en cada crisis de escasez, los llamados Bachaqueros. Los Bachaqueros, se les llama así porque como hormigas, son capaces de ir localizando el producto que escasea, almacenarlo y venderlo, empezó con los alimentos y siguió con la gasolina. Siempre ha existido este tipo de personajes pero al hacerse la crisis más fuerte, se hizo evidente su presencia.

El Zulia fue la segunda región del continente en tener electricidad y la primera de Venezuela, en estas tierras nació la producción de petróleo, era la zona energética por excelencia de Venezuela, por estas y muchas razones más, para muchos resulta inverosímil que abunde el transporte en bicicleta y la gasolina sea escasa.

Aunque el problema de las filas se solventó, muchos están como los delfines que duermen con un ojo abierto, pendientes en caso que vuelva la crisis para así hacer lo que se viene haciendo desde hace años, RESOLVER por sí mismos y conseguir lo que en teoría, cualquier gobierno o economía sana debería garantizar. 

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