(Columna de Nixon Moreno)

Sabemos que la dictadura de Maduro Moros usa las armas de hambre y miseria para controlar, por esta razón el salario es el instrumento para tal fin.

Para que tengamos una idea, el salario de los docentes es de 17 dólares al mes. Esto llevó a los docentes de todo el país a un sufrimiento diario para poder subsistir. Los testimonios que a diario narran los maestros y que son compartidos por todos los venezolanos, deja en evidencia una grave crisis social que da al traste con los esfuerzos propagandísticos del régimen cuando declaran «Venezuela se arregló» y que además es «el paraíso de la clase trabajadora».

Sin embargo, el deseo de superación de los docentes es más grande que el sufrimiento y se han levantado para luchar, organizando movilizaciones masivas que definen su visión popular, ganándose genuinamente el apoyo de la opinión pública y el acompañamiento de los padres, quienes también se rebelan contra un modelo educativo fracasado por el sesgo ideológico madurista que quieren imponer a sus hijos.

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Estas semanas las protestas de los maestros proporcionan una lectura renovada sobre qué tan importante es la lucha por los derechos, por los derechos civiles, por los derechos humanos, por los derechos políticos y por la vida misma.

Llegó la hora en que todas las voces de los Indignados se hagan sentir, en todos los frentes y por cada uno de sus derechos.
Sin duda, los Maestros están dando la primera clase del año en las calles y con la fuerza de la dignidad.