(Fuente: El Nacional) Luego de cuatro meses del desalojo realizado en la cárcel de Tocorón, además de otros seis centros penitenciarios, el régimen de Nicolás Maduro aun no ha dado repuesta por el paradero de Héctor Guerrero, alias el Niño Guerrero, líder de la peligrosa banda de crimen trasnacional el Tren de Aragua.
El Niño Guerrero cuando con una circular roja del Interpol en 194 países, y se especula que podría haber huido a Colombia y luego se establecería en Estados Unidos, pero simplemente no hay rastro.
“Eso lo debe responder el ministro del Interior, Remigio Ceballos”, dice Humberto Prado, del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVV) al ser consultado por el diario El Tiempo sobre el paradero del líder criminal.
Con información de El Nacional
Pero el problema es que no es solo Guerrero. Son al menos ocho los jefes de bandas que operan desde las cárceles de quienes, después de la intervención del Estado, se desconoce su paradero. En Venezuela, a estos líderes se les conoce como pranes, un término que se acuñó en Puerto a finales de los 90 y que significa Preso Rematado Asesino Nato.
Para el OVV, todas estas tomas y desalojos de las cárceles estuvo pactada con los pranes, quienes habrían abandonado los recintos días e incluso semanas antes de los despliegues policiales que se desarrollaron. Solo en Tocorón participaron 11.000 efectivos, según cifras del Estado. Pero no hubo cifra ni de muertos ni heridos, y se alegó que los fugados huyeron a través de túneles que desembocan en el Lago de Valencia.
La incógnita es, además, que, si Tocorón era el centro de operaciones del Tren de Aragua, ¿cómo es que no se halló armamento pesado o en grandes cantidades? Son varias las dudas que han quedado en el aire sin respuesta alguna.
¿La toma fue pactada?
Según el OVV, estos últimos 19 años han estado marcados por opacidad y desaciertos. Desde ministros como Jesse Chacón, pasando por Tareck el Aissami (hoy acusado de corrupción y cuyo paradero se desconoce) y hasta Iris Varela, la violencia en las cárceles y la expansión del delito fuera de sus muros fue la constante.
En su último informe, presentado a finales de diciembre, el OVV recopila que desde 2011 al 2018 se registraron 2.140 presos muertos de forma violenta en las cárceles. Al día de hoy, según la organización, hay un hacinamiento de 163, 19 por ciento y solo hay 22 cárceles operativas.
Además, solo 11 por ciento de los recintos está bajo control del Estado, un 43 por ciento bajo una modalidad mixta, es decir, control del Estado y de los pranes, y un 46 por ciento bajo control de los pranes.
Otro indicio para que el OVV considere que las tomas fueron pactadas es que nunca las intervenciones en los penales había sido tan corta, como sucedió el año pasado. Pero también familiares dijeron a la organización que días antes los presos recibieron la información de que habría un procedimiento de este tipo y los pranes abandonaron los recintos.