(Fuente: El País / La Patilla) Mientras que María Corina Machado ha recibido la noticia que el Tribunal Supremo de Justicia ha ratificado su inhabilitación por 15 años, el régimen de Nicolás Maduro no pierde el tiempo en blindarse dentro de Miraflores, por lo cual ha invocado la Furia Bolivariana, que es una unión «cívico, policial y militar» que enfrentaría cualquier conspiración para derrocarlo.
Con información de El País
El Gobierno venezolano ha echado mano de tácticas recurrentes. Logró una interlocución con Estados Unidos para flexibilizar las sanciones petroleras y llegó a unos acuerdos de Barbados bastante inciertos. En las negociaciones se pactó un mecanismo para revertir las inhabilitaciones, usadas por el chavismo para sacar del camino a sus adversarios políticos.
Con las presiones de Washington, finalmente se ejecutó un procedimiento y el resultado es el que ha querido la cúpula en el poder. Se han quedado por fuera los competidores de fuerza, como Machado y también Henrique Capriles Radonski —que ya se enfrentó a Maduro hace una década— y se ha abierto el paso a aspirantes prácticamente desconocidos y de poco respaldo.
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Estados Unidos ha dicho este sábado que las decisiones tomadas por el Supremo socavan las posibilidades de una elección presidencial competitiva, por lo que anunció que revisará su política de sanciones que había flexibilizado en noviembre pasado. Pero para el chavismo así ha cumplido con Barbados y con la comunidad internacional. Y en lo interno ha sacado los dientes.
La implementación de la Furia Bolivariana
Esta semana, el 23 de enero, una fecha emblemática dentro de la política venezolana en la que se conmemora la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, que gobernó en la década de los años cincuenta, la Furia Bolivariana se dejó ver. En un ataque coordinado, se hicieron pintadas con amenazas y marcaje de fachadas en al menos 20 sedes de partidos políticos, universidades, emisoras de radio, organizaciones sindicales y gremios en todo el país.
También se marcaron las viviendas de algunos activistas. Los servicios de inteligencia detuvieron —y desaparecieron durante horas— a cinco dirigentes políticos de Vente, la agrupación de Machado. La operación coincidió con las denuncias de Tarek William Saab, fiscal aliado de Maduro, de cinco supuestas conspiraciones para asesinar al mandatario.