Hablar de crisis social en Venezuela no es nuevo, está en medios desde el 2013 en adelante, hoy 12 años después, la situación no es diferente.
📍#EspecialDossier | En el occidente de Venezuela, la pobreza ya no se mide en cifras… se cuenta en muertos.
— Dossier Venezuela (@DossierVzla) March 28, 2025
🍽️ ¿Cómo se le explica a un niño que no hay nada para comer?
🏥 ¿Cómo se elige entre un plato de comida o una medicina?
⚰️ ¿Cómo es posible que sea más fácil conseguir… pic.twitter.com/mC7p6GwiFl
Cifras oficiales de la crisis socia no existen
Estadísticas, en Venezuela conseguir cifras oficiales es difícil, son una especie de secreto de estado, la enorme crisis social ha dejado víctimas a su paso, mortalidad infantil, materna y de adultos mayores, las poblaciones vulnerables son quienes sufren los embates más fuertes de la economía socialista. En el barrio Santa Rosa de Aguas, ubicado en el norte de Maracaibo en el estado Zulia, occidente de Venezuela, las personas hacen lo que pueden para comer al menos tres veces, en ocasiones lo hacen, otras no.
El hambre: Cómo explicar a un niño que no hay nada para comer
Carolina Fuenmayor asegura que es realmente difícil explicar a sus hijos pequeños sobre la ausencia de la comida. «Me siento mal porque en verdad no tengo no tengo los recursos y ellos se tienen que aguantar», aseguró.
Entretener al hambre, actividad frecuente en el barrio. La mayoría de ellos viven a orillas del lago de Maracaibo y muchas veces sacan más basura de las redes que peces, la contaminación del estuario muchas veces impide que puedan zarpar a ganarse la vida con la pesca.
Reunidos en la muerte
La familia estaba reunida en la playa por la muerte de Jairo García, el esposo de Ayarit García. Enfermedad crónica y pobreza son dos elementos que al unirse el resultado la mayoría de las veces es el mismo, una muerte segura. Jairo jamás se recuperó de la muerte de sus dos hijos en esa misma playa, un operativo policial llego al lugar, los sacaron y a la distancia escucharon las detonaciones de bala.
Conseguir las medicinas fue difícil, inclusive más de una vez dejaron a un lado el orgullo. «Estás son las medicinas que, todas, todas y esas como las consiguió, pidiendo», aseguro Ayarit García. Pero el orgullo fue el menor de los sacrificios que hicieron, cuando no alcanzaba el dinero para las medicinas y comer, se sacrificaba la segunda de las opciones, «dejaba de comer a ellos dejaban de comer para yo comprar, luchar para comprar las medicinas para el lamentablemente no pude hacer nada», advirtió.
Enfermo que come, no muere
Es que la alimentación es fundamental para salir de cualquier patología, sin importar cuál sea la que se padezca. Muchas veces Jairo no comía, ya sea por su condición o porque simplemente no había en casa, y eso según su esposa pudo ser el detonante de su muerte.
La realidad de los trabajadores de la pesca, es poco lo que tienen como opciones para lograr pescar lo suficiente y así alimentar a sus familias, algunos trabajan sin motor fuera de borda y por esta razón no pueden moverse más hacia el norte del lago donde las opciones de pescar son mayores. Hay que adaptarse a lo que caiga en las redes.
Una crisis con antecedentes
Durante la crisis de 2015, Carolina Leal vio cómo su comunidad prácticamente se apagaba por el hambre, vio partir de este mundo a muchos niños y adultos mayores. Su fundación atendió la situación de Jairo y como en su caso, ha visto otros donde los resultados son los mismos. En ocasiones hasta un análisis de laboratorio es algo difícil de lograr. «No comen, o comen o hacen los estudios o se operan estamos entre si podemos o no podemos o comemos o no comemos o nos operan y no comemos», advirtió.
Han logrado a través de denuncias, involucrar a las instituciones públicas y se logran intervenciones quirúrgicas gratuitas, el problema radica en el llamado proceso pre operatorio, muchos de los pacientes no tienen para los exámenes.
Más fácil conseguir ayuda para la muerte que la vida
A todo lo ocurrido con el señor Jairo y su familia, al igual que en otros casos que manejo la fundación Alimentando Sueños, Carolina llega a una conclusión de lo que podría estar pasando hoy día en los barrios más pobres del occidente venezolano, «no se consiguió, se muere pedimos el servicio funerario y eso sí lo había o sea es mejor conseguir el servicio funerario que conseguir un estudio a un ser humano».
El ingreso mínimo de una familia promedio es de 150 dólares aproximadamente, y eso cubre el 25% de la canasta alimentaria, lo que devengan como sueldo alcanza en muchos casos para comer una semana o menos, para el resto de los días, toca adaptarse y resolver.
Los recursos en ocasiones son tan limitados para las personas que comer es prioridad, de salir otro gasto adicional como de salud, por ejemplo, esto remueve cualquier economía familiar.