Llevar a la pobreza extrema los venezolanos siempre fue un plan del régimen, así lo afirman los trabajadores de la administración pública que hoy formalmente devengan poco más de $1 de salario mínimo tras la macro devaluación que experimentó el bolívar durante la última semana del mes de marzo, el momento más oscuro en los últimos años para la moneda local que ha estado en permanente devaluación.

Con una pérdida de hasta el 40% de su valor en el primer trimestre de 2025, el bolívar se ha convertido solo en una moneda de referencia comercial y ha dejado de ser una pieza de contabilidad para los trabajadores que cada día que pasa tienen menos ingresos por concepto de sueldo mínimo, una definición que también fue pulverizada bajo diseño del madurismo.

“El salario mínimo no existe, no supera ni los $2 al mes, lo que estás dando es permiso para que cada quien pague lo que a bien tenga a pagar” precisó para Dossier Venezuela la licenciada en letras Keta Stephany, investigadora de la escuela de Trabajo Social de la UCV, quien afirma que la destrucción del salario es una política de Estado.

Este desmontaje del esquema salarial ha sido acompañado por la bonificación de los ingresos que no tienen incidencias en las prestaciones sociales, y, ante un escenario en que el régimen reciba menos dinero por concepto de exportaciones petroleras, estos pudieran sufrir un impacto que desmejore lo que Maduro denominó hace tres años “ingreso mínimo integral” cuando ajustó por última vez el casi extinto sueldo mínimo, llevándolo a 130 Bs; equivalente en su momento a $30 mensuales.

“No es Chevron, es un diseño…”

Esta macro devaluación sucede justo cuando el gobierno de EE.UU. impone aranceles de hasta 25% a quienes compren petróleo a Venezuela, una condición que pudiera restringir aún más los ingresos del régimen que presuntamente utilizaba parte de este dinero para mantener equilibrado el tipo de cambio a través del mercado cambiario.

Ejemplo de ello ocurría con las “regalías” que dejaba Chevron mensualmente en las arcas financieras del país, ingresos que supuestamente superaban los $300 millones cada mes, un dinero que ya no entrará al fisco. Sin embargo, que este dinero haya sido destinado para tal fin, no era una teoría tan creíble para muchos.

“El tema aquí no es Chevron, el tema aquí es que esto es una política del Estado, la destrucción del salario es un diseño…” precisa la profesora universitaria Keta Stephany, quien insiste en que la pronta salida de la petrolera norteamericana es una excusa para que el régimen no asuma sus compromisos con los trabajadores.

Devaluación de viernes negro, a una semana de terror

El miércoles 26 de marzo la cotización del dólar en el mercado negro superaba por cuarta vez en la historia la mítica barrera de los 100 Bs, siendo el tercer día consecutivo en que la sobre demandada divisa experimentaba un aumento de más de tres puntos porcentuales con referencia al valor de la moneda local, cotizándose en 102,92 bolívares y marcando el inicio de un punto sin aparente retorno de la destrucción absoluta del bolívar.

Durante esta semana el bolívar se devalúo al menos 10% con referencia al valor del denominado dólar paralelo, teniendo su principal impacto en el poder adquisitivo de los venezolanos, sobre todo para quienes devengan el “inexistente” sueldo mínimo y uno que otro bono del sistema patria, debido a los índices inflacionarios que llevan meses en constante alza, indicadores que apuntan a que el país volverá a entrar a una etapa de hiperinflación.

“El problema no está en el dólar, el problema está en la inflación, en la pérdida del poder adquisitivo del bolívar…La gente dice que el dólar subió, no, el dólar no subió, el bolívar bajó” explica el también profesor universitario Arlán Narváez, economista con doctorado en economía monetaria de la Universidad de Glasgow, Escocia.

De esta manera al momento de la elaboración de esta nota, la brecha entre el dólar oficial y el paralelo ya alcanzaba el 40% gracias a la poca oferta de esta divisa en el mercado cambiario por parte del régimen, que había estado inyectando a la banca millonarias cantidades de dólares de manera semanal para tratar de mantener ambos indicadores relativamente cerca, sin embargo, parece que esto, ya no es posible.

“Si la brecha se está haciendo mayor es porque cada vez es más difícil satisfacer la demanda de quien quiere dólares con la oferta que está haciendo el gobierno…Trate de ir a comprar los dólares que usted necesita al precio del banco central y se dará cuenta que no puede, y debe buscarlos al mercado paralelo.”