Las universidades públicas en Venezuela representan el abandono, la desidia y la falta de compromiso con la educación y la mejora para la calidad educativa del país. Los estudiantes pasan penurias para intentar tener un título universitario.

No tienen los beneficios que en otrora ofrecían las academias como rutas estudiantiles, comedor para almorzar y cenar e incluso becas que les permitía tener un ingreso para cubrir parte de sus gastos y dedicarse netamente a su formación y no necesitaban obligatoriamente un trabajo para sobrevivir.

«La universidad está pasando por una deficiencia presupuestaria que afecta a estudiantes y profesores por igual. Actualmente no tenemos las condiciones para estudiar. Un estudiante actualmente tiene que gastar entre 300 y 400 dólares», indicó Joel Zerpa, representante estudiantil.

Ante esto, el vicerrector de la Universidad de Los Andes (ULA), Omar Pérez Díaz, precisó que desde el año 2007 la academia no recibe el presupuesto que solicita al Ministerio de Educación, por lo que solo tienen «auxilios económicos”, con los que solo cubren los sueldos de los empleados y quedan por fuera gastos de inversión, mantenimiento e investigación.

«Hemos recibido solo el dos por ciento del presupuesto que pedimos, esto quiere decir que nosotros estamos trabajando con muchísimas limitaciones. Algunas partidas, como gasto de funcionamiento están en cero, quiere decir que esto limita todo, la impresión de revistas científicas, la inversión y todo incluye la operatividad de la universidad», explicó Díaz.

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En la misma circunstancia se encuentra la Universidad Nacional Experimental del Táchira (Unet), el presupuesto asignado también cubre solo gastos de funcionamiento pero no inversión en áreas tecnológicas, por ejemplo, que permitirían mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje. 

Las consecuencias de la falta de presupuesto las pagan los docentes que tienen sueldos miserables y que no son suficientes para cubrir sus necesidades, esto se traduce en desánimo colectivo. 

«El desestimulo es muy grande. No podemos exigir tampoco a las personas que vengan porque entiendo la situación porque yo también la vivo y mi sueldo como rector lo que da es risa, eso es inimaginable también. Yo estoy aquí porque es un compromiso muy grande con el estado Táchira y conmigo mismo. Ellos -los empleados- siempre manifiestan que tienen limitaciones», aseveró Raúl Casanova, rector de la Unet.U