Desde tener varios trabajos hasta comer menos, así se sobrevive a la crisis. La dinámica cambiaria del bolívar venezolano en relación al dólar, ha generado distorsiones en la economía que acumulan casi dos décadas, y precisamente esa distorsión afecta al eslabón pequeño, al ciudadano común, en especial quien vive en las zonas más vulnerables.

21Bs en tres meses

El 25 de enero de este año el precio del dólar en relación al bolívar era de 56,65 por unidad, hasta el 13 de abril alcanzó los 77 bolívares por cada dólar, 21 bolívares de diferencial en tres meses, eso por supuesto tiene su impacto, a diario las personas deambulan en las zonas comerciales buscando opciones para satisfacer las necesidades en sus hogares. 

Para colmo de males, los precios suben con el diferencial cambiario, pero no bajan, quienes viven en Maracaibo y no cuentan con remesa desde el exterior tienen un problema adicional. Pero es que tampoco quienes tienen familiares en el extranjero están libres de la actual inflación y la crisis, los precios van en ascensor, los ciudadanos van por escalera y usando muletas. 

Ya las remesas no son suficientes 

Norma Arrazola vive en Maracaibo y tiene familiares en varias partes del mundo, y a pesar de recibir sus respectivas ayudas, no le alcanza. «Con la misma cantidad de plata que te mandaron compras menos porque no te alcanza para nada o sea vas al supermercado y es nada cuando miras así es la misma cantidad de cobres, pero menos artículos». 

Sin importar el tamaño de la familia, ya las ayudas desde el exterior no son suficientes, resuelven sin duda, aseguran quienes las reciben, pero no cubren ni el 50% de la canasta alimentaria. Todos en la actualidad sienten lo mismo al ir a un mercado, farmacia, requerir de un servicio, los precios cambiaron, con lo que se compraba el mes pasado hoy es imposible de hacerlo.

Haciendo de todo un poco ante la crisis

Los venezolanos se las ingenian para sobrevivir la crisis actual, desde tener varios trabajos, hasta reducir los gastos, dando prioridad a la alimentación, rogando a Dios que mantenga la enfermedad lejos del hogar. «No solamente depender de un trabajo, sino que por lo menos en mi caso soy casada y el trabajo de mi esposo y mi trabajo y adicional algo que podamos hacer para poder subsistir», aseguro Katiusca Sulbaran, una habitante de Maracaibo que caminaba por el casco central de la ciudad. 

Hablando precisamente de salud, enfermar en Venezuela es complejo, las economías familiares están dirigidas al tema de alimentación, por eso hoy las redes sociales están colmadas de solicitudes de ayuda de personas buscando recursos para apoyar a un ser querido con una patología.